El mundo del cine despide a una de sus figuras más admiradas. La actriz Diane Keaton, ícono de Hollywood y ganadora del Óscar, falleció a los 79 años en California, según confirmó su familia a la revista People.
Hasta el momento no se han dado a conocer las causas del deceso, y sus seres queridos han solicitado respeto y privacidad durante este difícil momento.
Keaton deja un legado artístico que abarca más de cinco décadas, consolidándose como una de las intérpretes más singulares, versátiles y queridas del cine estadounidense.
Su carrera marcó una época, especialmente por su estilo único, su autenticidad y su habilidad para interpretar personajes complejos con una mezcla inconfundible de inteligencia, humor y vulnerabilidad.
Diane Hall, nombre de nacimiento de la actriz, nació el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles, California. Era la mayor de cuatro hermanos en una familia de clase media. Su padre trabajaba como ingeniero civil, mientras que su madre, una mujer de espíritu creativo, fue ama de casa y su principal fuente de inspiración.
En una entrevista con People en 2004, Keaton recordaba con cariño la influencia de su madre: “Cantaba. Tocaba el piano. Era hermosa. Fue mi defensora”.
Desde muy joven mostró inclinaciones artísticas. Participó en obras escolares y, tras finalizar sus estudios secundarios, ingresó a clases de drama, aunque no completó una carrera formal. Decidida a dedicarse a la actuación, se mudó a Nueva York para perseguir su sueño en los escenarios teatrales.
Al unirse al sindicato de actores, descubrió que ya existía una “Diane Hall” registrada, por lo que adoptó el apellido de soltera de su madre, Keaton, con el que construiría una de las trayectorias más notables de Hollywood.
Diane Keaton y su gran legado

En 1968, Keaton obtuvo su primera oportunidad importante al ser seleccionada como suplente en la producción de Broadway “Hair”, un musical emblemático de la contracultura de los años sesenta. Su negativa a participar en la escena grupal de desnudo —acto que llamó la atención del público y de los productores— evidenció desde temprano su carácter firme y convicciones personales, rasgos que la acompañarían durante toda su carrera.
Un año más tarde, en 1969, su destino cambió cuando fue elegida por Woody Allen como coprotagonista de su comedia teatral Play It Again, Sam. La química entre ambos fue inmediata, tanto en lo profesional como en lo personal, dando inicio a una relación creativa y sentimental que se prolongó durante varios años.
El éxito de la obra en Broadway le abrió las puertas del cine y marcó el comienzo de una fructífera colaboración con Allen, con quien posteriormente trabajaría en títulos como Sleeper (1973), Love and Death (1975) y, sobre todo, Annie Hall (1977).
Su verdadera consagración llegó en 1972, cuando Francis Ford Coppola la eligió para interpretar a Kay Adams, la novia —y más tarde esposa— de Michael Corleone (Al Pacino) en El Padrino. La película se convirtió en un fenómeno cultural y le otorgó a Keaton reconocimiento internacional, destacando por su naturalidad y profundidad emocional.
La actriz volvió a interpretar el papel en El Padrino: Parte II (1974) y El Padrino: Parte III (1990), consolidándose como un rostro esencial en una de las sagas más influyentes del cine moderno.
En 1977, Keaton alcanzó la cúspide de su carrera al protagonizar Annie Hall, dirigida por Woody Allen. Su interpretación de una joven excéntrica y encantadora redefinió los cánones femeninos del cine romántico estadounidense.
El papel no solo le valió el Oscar a Mejor Actriz, sino que la convirtió en un ícono cultural, gracias también a su estilo distintivo: trajes masculinos, corbatas anchas y sombreros que marcaron tendencia.
A partir de entonces, Keaton construyó una filmografía diversa con papeles memorables en películas como Reds (1981), Baby Boom (1987), The First Wives Club (1996), Something’s Gotta Give (2003) y Book Club (2018), entre muchas otras.
Diane Keaton fue reconocida no solo por su talento, sino por su personalidad única, su sentido del humor y su independencia dentro de una industria dominada por estereotipos. Jamás se casó y siempre defendió su derecho a la libertad personal y profesional, convirtiéndose en un referente de empoderamiento femenino en Hollywood.
Su muerte deja un profundo vacío en la comunidad artística, pero también un legado de autenticidad, talento y valentía. Con más de cinco décadas en el cine, Diane Keaton será recordada como una de las grandes actrices de su generación, una mujer que transformó su excentricidad en arte y su vulnerabilidad en fuerza.
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