Tras semanas de recuperación por una infección respiratoria severa, el papa Francisco reapareció públicamente este Domingo de Resurrección, en la emblemática bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.
Aunque no celebró la misa, presidida por el cardenal Angelo Comastri, el pontífice argentino saludó a los fieles desde su silla de ruedas y recorrió la plaza en papamóvil, ofreciendo gestos de cercanía y esperanza a más de 50,000 personas reunidas en el Vaticano.
Un regreso esperado y simbólico
El Papa Francisco, de 88 años, había estado ausente de todos los actos públicos de la Semana Santa 2025 debido a una neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días.
Fue dado de alta el pasado 23 de marzo, y su reaparición este domingo fue un mensaje de resiliencia tanto física como espiritual.
Durante la celebración, delegó la lectura del mensaje pascual al maestro de ceremonias Diego Ravelli, pero no dejó de expresar con fuerza sus ideas centrales: un clamor por la paz y una denuncia contundente de la carrera global por el rearme.
“La paz no es posible sin un verdadero desarme”
🇻🇦 | El Papa Francisco, aún convaleciente, apareció el domingo en el balcón de la Basílica de San Pedro en Roma y deseó “Feliz Pascua” a los miles de fieles reunidos para la fiesta más importante del calendario cristiano. pic.twitter.com/UDJ6gYnLbN
— Alerta Mundial (@AlertaMundoNews) April 20, 2025
En su mensaje, el papa condenó con firmeza el aumento del gasto militar en el mundo y alertó sobre el uso de recursos que podrían dedicarse a combatir el hambre o promover el desarrollo humano.
La exigencia legítima de defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme
Papa Francisco
El pontífice invitó a los líderes mundiales a desviar el enfoque de la militarización hacia la justicia, el diálogo y la asistencia humanitaria, apelando a la conciencia global.
Llamado a la paz en Gaza, Ucrania, África y el mundo
Uno de los puntos más impactantes del mensaje fue su mención a la grave crisis humanitaria en Gaza, donde pidió el cese del fuego, la liberación de rehenes y ayuda urgente para una población que “tiene hambre y sueña con paz”.
También expresó preocupación por el aumento del antisemitismo global y los ataques a hospitales y trabajadores humanitarios.
Además, el papa dedicó oraciones y palabras solidarias para las comunidades cristianas del Líbano, Siria y Yemen, este último escenario de una de las crisis humanitarias más prolongadas del mundo.
Ucrania, Armenia y los conflictos olvidados
Francisco reiteró su llamado a una “paz justa y duradera” para Ucrania, afectada desde 2022 por la invasión rusa, e instó a Armenia y Azerbaiyán a consolidar un acuerdo de paz definitivo.
También hizo referencia a los conflictos en los Balcanes occidentales, la violencia en Sudán, Sudán del Sur, y la situación crítica en la región africana del Sahel, así como en el Cuerno de África.
En Asia, pidió ayuda internacional para Birmania, que sufre no solo por conflictos armados sino por las secuelas de un devastador terremoto en la región de Sagaing.
Un mensaje que interpela al mundo
El mensaje Urbi et Orbi 2025, más que una alocución litúrgica, se convirtió en un llamado urgente a la conciencia global.
Francisco no solo apeló a los líderes políticos y militares, sino también a los fieles comunes, recordando que la paz verdadera comienza en los hogares, se fortalece en la comunidad y se construye con cada acto de solidaridad.
Para los hispanos que viven en Estados Unidos —muchos de los cuales provienen de regiones afectadas por la violencia o la migración forzada—, el mensaje del papa resuena con fuerza como una invitación a la esperanza, la justicia y la acción responsable.
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