lunes, Oct 20, 2025

Revelan el impacto económico que dejó Bad Bunny con su residencia en Puerto Rico

Bad Bunny dejó una fuerte derrama económica para Puerto Rico.

FOTO: Instagram 'Bad Bunny'

La residencia de Bad Bunny en Puerto Rico, titulada «No Me Quiero Ir de Aquí» y realizada en el José Miguel Agrelot Coliseum de San Juan entre el 11 de julio y el 20 de septiembre de 2025, ha sido un fenómeno cultural que ha trascendido la música para convertirse en un motor económico clave en la isla.

Según datos de Visa Consulting & Analytics, durante los fines de semana del evento el gasto con tarjetas en zonas próximas al recinto subió cerca de un 20 % respecto al mismo periodo del año anterior.

Además, el aumento en las búsquedas para alojamientos tipo alquileres vacacionales a través de Airbnb registró un crecimiento superior al 140 % en comparación con 2024.

La plataforma Airbnb detalló que más de 10 000 anfitriones abrieron sus puertas para aproximadamente 550 000 visitantes durante la residencia musical. A raíz de esta afluencia, las reservas de alojamiento se extendieron fuera de San Juan, alcanzando destinos en el norte y el centro de la isla como Vega Baja, San Sebastián o Manatí.

Este movimiento ha servido para distribuir el impacto del turismo durante la temporada de huracanes, cuando tradicionalmente la ocupación hotelera baja entre un 25 % y un 45 %.

Los números quedó Bad Bunny

Bad Bunny, música
FOTO: Instagram ‘Bad Bunny’

Mientras que Airbnb reportó un impacto de US$ 560 millones, medios especializados y consultoras difieren en la magnitud exacta. Por ejemplo, un estudio citado por el diario Diario Libre estima cerca de US$ 400 millones en impacto económico directo y un aumento del 7 % del Producto Interno Bruto local.

Por su parte, la organización Discover Puerto Rico había estimado previamente unos US$ 200 millones para toda la residencia. Estas diferencias reflejan la complejidad de medir los efectos económicos completos de un evento de esta escala.

Este tipo de residencia demuestra la capacidad de la industria creativa para transformar economías locales. En los reportes se resalta que el gasto no solo se concentró en grandes hoteles o centros turísticos, sino que parte significativa fluyó hacia pequeñas empresas, restaurantes, actividades culturales y opciones de hospedaje más distribuidas geográficamente.

El efecto se expandió además al área de pagos digitales: Visa reportó que el uso de pagos sin contacto en San Juan creció más del 70 % en los fines de semana del evento, lo cual indica además una aceleración tecnológica vinculada al turismo.

Aunque el impacto económico es indiscutible, surgen interrogantes sobre sostenibilidad, equidad y el equilibrio entre turismo masivo y comunidades locales. Según algunos análisis, el auge en alquileres vacacionales puede también presionar los precios inmobiliarios para residentes habituales.

No obstante, la residencia de Bad Bunny coloca a Puerto Rico en el radar global como escenario de grandes eventos internacionales y abre la puerta para que se diseñen modelos de turismo cultural con más impacto comunitario.

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