En 2025, el Congreso de Estados Unidos avanza con una propuesta fiscal que amenaza con afectar de manera directa a millones de familias migrantes. Se trata de un impuesto del 3.5% a las remesas enviadas al extranjero, incluido dentro del paquete fiscal promovido por la administración del presidente Donald Trump, conocido como “One Big Beautiful Bill”.
La medida, ya aprobada por la Cámara de Representantes, contempla que este gravamen entre en vigor el 1 de enero de 2026. Aunque todavía falta la aprobación del Senado, la preocupación ha crecido considerablemente dentro de las comunidades inmigrantes.
Carta abierta de los migrantes al Senado
Frente al riesgo que implica esta legislación, miles de familias migrantes han firmado una carta pública dirigida al Senado, solicitando el rechazo total del impuesto a las remesas.
En su mensaje, los migrantes explican que la mayoría de ellos llegaron a Estados Unidos forzados por circunstancias difíciles:
Como violencia, falta de oportunidades económicas o inseguridad, y que ahora desempeñan labores esenciales en sectores como la agricultura, la construcción, el transporte y el cuidado de personas.
En el texto, los firmantes argumentan que el impuesto a las remesas afectaría directamente las pequeñas cantidades que envían a sus familiares en sus países de origen.
Remesas que en muchos casos sirven para cubrir gastos básicos como alimentación, salud, vivienda y educación.
Gravar estos envíos, afirman, sería “castigar a quienes ya enfrentan serias dificultades económicas”.
Impacto económico y social
El nuevo gravamen afectaría de forma desproporcionada a las familias de bajos ingresos.
En muchos casos encabezadas por mujeres, empujando a sus seres queridos en el extranjero a niveles aún más profundos de pobreza.
Además, el impuesto a remesas podría estimular el uso de canales informales de envío de dinero, menos seguros y más costosos, con el riesgo adicional de fomentar prácticas financieras no reguladas.
La preocupación ha crecido considerablemente dentro de las comunidades inmigrantes
Por otro lado, los migrantes subrayan que ya cumplen con sus obligaciones fiscales dentro de Estados Unidos.
Se estima que los inmigrantes indocumentados contribuyen cada año con más de 120 mil millones de dólares en impuestos a la economía estadounidense.
Imponer un nuevo impuesto a las remesas significaría, en la práctica, una doble tributación, ya que estarían pagando de nuevo por recursos que ya fueron gravados previamente.
En manos del Senado
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Aunque la Cámara Baja aprobó la medida, su implementación definitiva dependerá del resultado en el Senado.
Por ahora, organizaciones de migrantes, defensores de derechos civiles y múltiples líderes comunitarios mantienen presión pública sobre los senadores, buscando frenar la aprobación de esta legislación (impuesto a las remesas).
Mientras tanto, miles de migrantes siguen haciendo escuchar su voz, pidiendo un trato justo, reconociendo sus aportes económicos y sociales al país donde ahora viven.
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