En un giro polémico reciente, el presidente Donald Trump declaró que podría ordenar la reubicación de partidos del Mundial 2026 programados para el área de Boston, citando preocupaciones de seguridad y críticas a la alcaldesa Michelle Wu.
Su amenaza ha generado reacciones inmediatas desde organismos deportivos y autoridades locales.
Boston: sede confirmada

Podríamos quitárselos
Donald Trump
Boston jugará un papel importante en el Mundial de 2026, con siete partidos ya asignados al Gillette Stadium en Foxborough.
Durante el torneo se denominará “Boston Stadium”.
La FIFA confirmó ese cronograma en 2022, y esos compromisos están respaldados por contratos que implican fuertes implicaciones logísticas y legales si se intentara un cambio.
Amenaza de Trump y respuesta de la FIFA

Durante un evento público, Trump dijo que partes de Boston “han sido tomadas”.
Y que si las condiciones no mejoran, podría dirigirse a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, para reubicar los encuentros.
“Podríamos quitárselos”, expresó. Sin embargo, Víctor Montagliani, vicepresidente de la FIFA, aclaró que la autoridad sobre las sedes recae exclusivamente en la organización, no en gobiernos nacionales o locales.
Por su parte, la alcaldesa Michelle Wu rechazó la amenaza y enfatizó que muchos aspectos de la elección de sedes están “asegurados por contrato”, lo que hace casi imposible una alteración unilateral.
Lo que esto significa para residentes hispanos en EE. UU.
Para los seguidores del fútbol latinoamericanos que viven en Estados Unidos, la polémica es relevante por varias razones:
Si Boston pierde sus partidos del Mundial 2026, el acceso local para los fanáticos se vería afectado.
La cobertura mediática en español podría cambiar en función de dónde se jueguen los partidos.
Las decisiones que la FIFA tome pueden impactar otros escenarios de sedes y logística del torneo en EE. UU.
Este episodio deja claro que, aunque las amenazas políticas pueden captar atención, en el caso de un evento mundial como el Mundial 2026, las decisiones finales sobre sedes están firmemente en manos de la FIFA.
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