El mundo de la música argentina también se hizo eco del fallecimiento del papa Francisco, ocurrido este lunes a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano.
Tras más de dos meses con complicaciones respiratorias, el pontífice dejó este mundo luego de ser hospitalizado durante 38 días. Su legado, tanto espiritual como cultural, fue rápidamente homenajeado por figuras representativas de la escena musical juvenil argentina.
Francisco tomando mate
El productor Bizarrap, uno de los artistas más influyentes de la música urbana a nivel mundial, publicó en sus historias de Instagram una foto del papa tomando mate —ícono de la cultura argentina—
Junto a la foto publicó un mensaje: “Descanse en paz, Francisco”.
La imagen reflejaba no solo una despedida, sino también una conexión emocional entre generaciones aparentemente distantes.
“Que en paz descanse”
La cantante Emilia Mernes, destacada en el pop latino, también compartió su despedida en redes sociales.
Publicó una imagen de Francisco con una paloma blanca, símbolo de paz, en su mano.
La artista acompañó la publicación con una frase simple pero conmovedora:
Gracias por tu luz
Emilia Mernes
A su vez, Lali Espósito, otra de las voces más reconocidas del país, subió una foto del papa sonriendo mientras mira al cielo, en un claro gesto de gratitud y fe.
El cantante de cumbia L-Gante, conocido por su estilo irreverente, también expresó su respeto al papa.
En sus historias de Instagram compartió una publicación con la noticia de su fallecimiento y el mensaje “QEPD”, abreviatura común en español de “Que en paz descanse”.
Legado que trasciende
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El papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires en 1936, fue arzobispo de la capital argentina antes de ser proclamado papa en 2013.
Su cercanía con el pueblo, su lenguaje directo y su capacidad para conectar con los jóvenes lo convirtieron en una figura muy valorada.
Incluso fuera de los espacios estrictamente religiosos.
Para los hispanos en Estados Unidos, muchos de los cuales siguen con atención tanto la música argentina como la vida eclesial, estos gestos de despedida representan una síntesis poderosa:
Una generación de artistas populares despidiendo con respeto a un líder espiritual que no temía mostrarse sencillo, auténtico y profundamente humano.
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