Un hombre murió en Starr County, en la frontera de Texas con México, después de un tiroteo en el que participaron agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (USBP), según confirmaron el 12 de diciembre autoridades estatales.
El caso ocurre en uno de los sectores más vigilados y tensos de la frontera sur, donde en los últimos años se ha registrado un incremento en incidentes que involucran fuerza letal.
Tiroteo en Starr County deja un muerto
El Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) informó que los Texas Rangers, la unidad estatal encargada de investigar tiroteos que involucran a oficiales, ya iniciaron una indagación formal.
Los primeros reportes indican que el individuo recibió al menos un disparo durante un encuentro con agentes federales.
Fue trasladado al Hospital Memorial de Starr County, donde murió poco después.
Hasta el momento, no se ha revelado su identidad ni se han dado detalles sobre qué originó el enfrentamiento, lo que confirma que el caso sigue en una etapa preliminar de investigación.
Durante la última década —y con mayor intensidad desde 2021— organizaciones de derechos humanos y comunidades fronterizas han documentado un aumento significativo en casos donde la Patrulla Fronteriza ha utilizado fuerza letal o tácticas de alto riesgo.
El endurecimiento de políticas migratorias, la expansión del control territorial en Texas y la coordinación con el operativo estatal Texas Tactical Border Force han creado un ambiente donde los encuentros entre civiles y agentes ocurren con mayor frecuencia y tensión.
En este contexto, incidentes como el ocurrido en Starr County generan preocupación debido a la falta inicial de información pública y a la ausencia de protocolos uniformes de transparencia.
Aunque desde 2022 CBP comenzó a implementar cámaras corporales en parte de su personal, el despliegue no es total y muchos sectores fronterizos aún no cuentan con la tecnología, lo que limita la documentación de los hechos.
Muertes registradas y patrones identificados por organizaciones civiles
La Southern Border Communities Coalition (SBCC), una coalición de más de 60 organizaciones que monitorea abusos y violaciones a derechos civiles en la frontera, señala que desde 2010 al menos 351 personas han muerto en enfrentamientos o situaciones de contacto con agentes de CBP. Estas muertes incluyen:
Personas abatidas a tiros durante encuentros fronterizos.
Fallecimientos en persecuciones vehiculares.
Casos de migrantes que murieron bajo custodia por falta de atención médica adecuada.
Tiroteos transfronterizos, donde agentes estadounidenses dispararon hacia territorio mexicano.
Los tiroteos transfronterizos son especialmente polémicos, pues han generado demandas en cortes federales sobre el alcance legal del uso de fuerza cuando las víctimas se encuentran fuera de EE.UU. y sobre la responsabilidad del Gobierno en esos casos.
Varias familias mexicanas continúan litigando para obtener reparaciones o siquiera explicaciones.
Por qué este tipo de incidentes afectan directamente a la comunidad hispana en EE.UU.
La frontera sur no solo es un punto de cruce para migrantes: también es hogar de comunidades enteras de ciudadanos estadounidenses de origen latino, familias binacionales y trabajadores que viven en contacto constante con operaciones federales y estatales.
Para muchos de ellos, cada incidente revive temores sobre:
La posibilidad de errores o confusiones fatales.
La falta de supervisión independiente sobre agentes federales.
La dificultad para obtener información clara cuando ocurre un tiroteo.
La fragilidad de derechos civiles en zonas militarizadas.
Además, las investigaciones suelen tardar meses en producir reportes públicos, lo que agrava la sensación de incertidumbre entre residentes fronterizos.


