Phoenix Ikner, un estudiante de 20 años, compareció por primera vez ante la justicia tras ser acusado del tiroteo masivo que ocurrió el 17 de abril en el campus principal de la Universidad Estatal de Florida (FSU), que dejó dos personas muertas y siete heridas. El hecho ha provocado una profunda conmoción en la comunidad universitaria y en todo el estado.
Ikner, quien usó una pistola propiedad de su madre, la exalguacil adjunta del condado de Leon Jessica Ikner, enfrenta dos cargos de homicidio en primer grado y siete de intento de asesinato. Las víctimas mortales fueron identificadas como Tiru Chabba, de 45 años, y Robert Morales, de 57, ambos empleados de la universidad. El joven compareció virtualmente desde una cárcel local, donde permanece bajo custodia tras haber sido herido por la policía durante el enfrentamiento. Las autoridades indicaron que recibió un disparo en el rostro que le desfiguró la mandíbula, razón por la cual estuvo hospitalizado hasta principios de mayo.
Impacto en la seguridad del campus

El tiroteo tuvo lugar cerca del mediodía en uno de los edificios administrativos de la Universidad Estatal de Florida (FSU).
Esto obligó a un cierre total del campus por más de tres horas.
La universidad, con una población estudiantil de más de 40,000 personas, activó todos sus protocolos de emergencia mientras los equipos SWAT aseguraban la zona.
En su comparecencia inicial, el juez denegó la solicitud de libertad bajo fianza, prohibiéndole además a Ikner tener cualquier contacto con testigos, víctimas o familiares de las víctimas.
De ser hallado culpable, el acusado podría enfrentar la pena de muerte.
Reacciones oficiales

Este caso ha generado controversia nacional.
Particularmente porque el arma utilizada en el tiroteo de la Universidad Estatal de Florida pertenecía a una agente del orden.
De ser hallado culpable, el acusado podría enfrentar la pena de muerte
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A Jessica Ikner se le reubicó dentro del Departamento del Sheriff del condado tras conocerse que su arma se usó en el crimen.
El jefe de policía de Tallahassee, Lawrence Revell, aseguró que “la transparencia y justicia serán prioritarias en este proceso”.
Por su parte, el presidente Donald Trump calificó el incidente como “una tragedia”, pero descartó cambios en las leyes de control de armas, lo que generó críticas de grupos pro-reforma.
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