El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue de 2,000 soldados de la Guardia Nacional en Los Ángeles, tras días de intensas protestas contra las redadas migratorias llevadas a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El anuncio llegó después de que el ICE arrestara a 118 personas indocumentadas, incluyendo cinco presuntos pandilleros y otros con antecedentes penales por narcotráfico y asalto.
Operativos de ICE en diversos puntos de Los Ángeles
Federal officers created a skirmish line to push back protestors gathered in downtown Los Angeles on Saturday night.
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Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, realizadas en al menos siete puntos del área metropolitana de Los Ángeles, provocaron una fuerte respuesta ciudadana.
Estos operativos migratorios se concentraron especialmente en empresas con alta presencia de trabajadores latinos, lo que ha provocado el rechazo de líderes comunitarios, defensores de derechos humanos y autoridades estatales.
Violencia en las calles

El sábado por la mañana, las protestas se intensificaron en la ciudad de Paramount, ubicada en el condado de Los Ángeles.
Ahí, más de 50 vehículos federales participaron en un operativo migratorio dentro de una empresa, lo que desató enfrentamientos con manifestantes.
Cientos de personas, entre ellas activistas, residentes locales y defensores de derechos humanos, se congregaron para tratar de impedir las detenciones.
Sin embargo, agentes federales respondieron utilizando gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y balas de goma para dispersar a la multitud.
Varias personas resultaron heridas durante el operativo, incluyendo manifestantes golpeados por proyectiles no letales.
Testigos afirman que algunos agentes actuaron con excesiva fuerza, lo que ha sido documentado en redes sociales y medios locales.
Discurso oficial

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que algunos manifestantes lanzaron bloques de concreto, rayaron edificios y dañaron vehículos.
La policía declaró la protesta como reunión ilegal y utilizó medidas antidisturbios para dispersarla.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, calificó los hechos como “violencia criminal de radicales de izquierda que atacan a ICE y Border Patrol” y advirtió que las operaciones seguirán “sin restricciones”.
El presidente Trump reafirmó su postura en redes sociales:
Si el gobernador Gavin Newscum, de California, y la alcaldesa Karen Bass, de Los Ángeles, no pueden hacer su trabajo, que todos saben que no pueden, entonces el Gobierno federal intervendrá y resolverá el problema, ¡disturbios y saqueos, como debe hacerse!
El apodo “Newscum” es un término despectivo que el presidente ha usado reiteradamente para referirse al gobernador Gavin Newsom, en una clara señal de desprecio hacia su gestión progresista y su política de protección a los inmigrantes.
Choque con autoridades locales

El gobernador Gavin Newsom reaccionó en X (antes Twitter) y calificó la medida como “inflamatoria” y “una amenaza a la confianza pública”.
Newsom confirmó en un comunicado que el gobierno federal ha tomado control operativo de la Guardia Nacional de California y ha desplegado 2,000 efectivos en la región.
“Esta acción es deliberadamente provocadora y solo intensificará las tensiones”, afirmó el gobernador, denunciando además el carácter masivo y sorpresivo de las redadas iniciadas el viernes.
La alcaldesa Karen Bass, por su parte, expresó estar “profundamente indignada” por las tácticas de ICE:
Estas acciones siembran terror en nuestras comunidades y socavan la seguridad básica en nuestra ciudad. No lo vamos a permitir
El jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), Jim McDonnell, también se pronunció.
Reiteró que la política de la ciudad desde 1979 impide que los oficiales actúen con base únicamente en el estatus migratorio.
“El LAPD no está involucrado ni asistirá en deportaciones masivas”, declaró.
Divisiones políticas y clima de miedo
Todd Lyons, director interino de ICE, acusó a la alcaldesa de “elegir el caos sobre la ley” y aseguró que los agentes fueron superados en número cuando más de 1,000 manifestantes rodearon un edificio federal.
Incluso el director del FBI, Kash Patel, intervino en redes diciendo simplemente: “We will”, en respuesta al rechazo de las autoridades locales.
Estas acciones han profundizado la división entre el gobierno federal y las autoridades estatales, mientras la comunidad inmigrante vive con temor.
Abogados proinmigrantes recomiendan conocer derechos básicos: no abrir la puerta sin orden judicial, no firmar sin asesoría y guardar silencio si se está detenido.