La entrevista que Carlos Adyan y Lourdes Stephen realizaron a Fátima Bosch en el programa Pica y se extiende (Telemundo) sigue generando conversación en medios y redes. El motivo no fue únicamente el contenido de las preguntas, sino el desenlace: tras el segmento, la Miss Universo 2025 decidió no continuar en el show y cancelar el resto de la agenda que tenía pactada con la cadena. Ese episodio se volvió tema recurrente porque muchos consideraron que la conversación se centró en polémicas ajenas a su rol y que el tono del intercambio fue incómodo para la invitada.
A partir de lo ocurrido, distintos comunicadores comenzaron a opinar sobre el estilo de la entrevista, el tipo de cuestionamientos y si era o no pertinente exigirle respuestas sobre asuntos internos del certamen. Entre esas voces destacó la del periodista argentino Quique Usales, quien abordó el caso este martes en su programa ¡Tal cual! Sin filtro, transmitido por Lubox TV (YouTube) de lunes a viernes a las 12 p. m. (hora del Este).

Usales dejó claro que, en su opinión, sí se puede preguntar, y que una reina de belleza que ocupa un puesto tan mediático debe estar preparada para temas incómodos. Sin embargo, marcó un límite: cuestionó que se le pidiera responder asuntos sobre los que, por lógica, no tendría control ni información directa.
“Yo estoy de acuerdo con que hay que preguntarle. Le podés preguntar, algunas preguntas sí, pero preguntarle de que a Rocha le congelaron las cuentas, ¿qué querés que te conteste ella?”, planteó. Para él, el problema no era la existencia de preguntas difíciles, sino la forma: insistió en que “hay maneras y maneras”, y que lo que observó fue un formato de “bombardeo” desde el inicio.
La incomodidad según Quique Usales
Uno de los argumentos más repetidos por Usales fue su lectura del lenguaje corporal de Bosch. Dijo que él la “agarró” ya sentada, sin ver cómo fue presentada, y que desde ese momento percibió que estaba incómoda. Según describió, le dio la impresión de que la entrevista apenas comenzaba, ella aún no terminaba de acomodarse, y ya estaba siendo atacada con preguntas “a la yugular”, una detrás de otra.
Por eso concluyó que era “obvio” que la joven se iba a sentir presionada. Incluso añadió que, desde su perspectiva, Bosch “bastante aguantó” al menos para “terminar el bloque con carita de feliz cumpleaños”, una forma irónica de decir que mantuvo la compostura a pesar del ambiente.

Usales reiteró que hay temas que deben investigarse y preguntarse, pero no necesariamente a la Miss Universo en turno. “Hay preguntas que no era a ella a quien se la tienen que hacer, se la tienen que hacer a otra persona”, señaló, diferenciando entre lo que compete a la reina y lo que corresponde a directivos u organizadores.
También defendió que Bosch está en su derecho de sentirse maltratada si algo no le gustó: sostuvo que, si a él lo invitaran a un espacio bajo la idea de un homenaje y lo pusieran a contestar asuntos que no le corresponden, se daría la vuelta y se iría, sobre todo si además lo interrumpen constantemente y la invitada ya muestra incomodidad.
Con estas declaraciones, Quique Usales se sumó a la lista de comentaristas que ven el caso como un ejemplo de choque entre “hacer preguntas” y “hacerlas con tacto”. Y aunque la polémica sigue abierta, su postura fue clara: sí al cuestionamiento, pero no a exigirle a Bosch respuestas que, por su rol, no necesariamente puede dar ni verificar.
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