“En esta casa no cabe ni un alfiler, pero aquí nadie duerme solo”. Esa frase, dicha por Rosa, inmigrante salvadoreña en Los Ángeles, resume un fenómeno creciente en las comunidades latinas de EE.UU.: la vivienda compartida entre familiares. Ya sea por necesidad o por tradición cultural, vivir con la suegra, los cuñados o incluso con compadres es una práctica común, pero no siempre fácil.
Según datos del Pew Research Center, más del 30% de los adultos latinos en EE.UU. viven en hogares multigeneracionales, una cifra que ha crecido notablemente desde la pandemia y la crisis inflacionaria de 2022–2023. El costo promedio de la renta en ciudades como Miami, Los Ángeles o Nueva York supera los $2,500 al mes, lo que ha obligado a muchas familias a unir fuerzas bajo un mismo techo. Pero, ¿es realmente una buena idea? En QuéOnnda.com te lo contamos todo.
Pros de la vivienda compartida en EE.UU.

Ahorro económico significativo
Compartir gastos como la renta, la luz o el internet permite a las familias latinas en EE.UU. reducir considerablemente el costo de vida.
Esto puede significar más dinero disponible para pagar deudas, enviar remesas o ahorrar para una casa propia.
Apoyo emocional y ayuda con los hijos
Tener a la abuela o a un cuñado en casa puede ser un gran respaldo en la crianza de los niños o en momentos de crisis familiar.
La cercanía entre generaciones fortalece los lazos y reduce la necesidad de pagar servicios como guarderías.
Mayor estabilidad en momentos de incertidumbre
La vivienda compartida actúa como un “colchón” frente a emergencias económicas o pérdida de empleo.
Esta estrategia de supervivencia ha sido clave para muchas familias inmigrantes durante tiempos difíciles.
Contras de vivir con familiares

Falta de privacidad
Uno de los mayores desafíos de la vivienda compartida es la pérdida de espacio personal y autonomía.
Dormitorios compartidos y baños atiborrados pueden aumentar el estrés diario.
Conflictos familiares
Tensiones sobre quién limpia, paga qué o cómo se educa a los hijos pueden deteriorar las relaciones familiares si no hay reglas claras desde el inicio.
¿Es realmente una buena idea?
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Problemas legales con el contrato de renta
Muchos arrendadores tienen políticas estrictas sobre el número de ocupantes.
Excederlo puede llevar a penalizaciones o incluso al desalojo, especialmente si los nuevos inquilinos no están en el contrato.
¿Y si decides compartir?

Haz un acuerdo por escrito, aunque sea entre familiares. Establece aportes mensuales y reglas de convivencia.
Consulta con el arrendador si es legal añadir personas al contrato.
Revisa regulaciones locales, especialmente si vives en vivienda pública o subsidiada.
La vivienda compartida no es para todos, pero puede ser una solución viable si se maneja con responsabilidad.
Las familias latinas han demostrado una capacidad admirable para adaptarse, apoyarse y salir adelante incluso en circunstancias difíciles.
Pero no basta con buena voluntad. Se necesita comunicación, claridad y un plan.
Como señala el urbanista Richard Florida: “El hogar no es solo un espacio físico. Es también una estructura social que puede sostenernos o quebrarnos”.